Anonymous: ¿Shakespeare fue real?
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El arte es política, Jonson, y todo escritor tiene algo que decir. De otro modo se dedicarían a ser zapateros remendones. Usted no lo es ¿verdad? (Diálogo entre Edward de Vere y Ben Jonson)
Siempre se ha especulado si realmente existió William Shakespeare. Su talento es único y resalta en una época que se precia de haber tenido fabulosos dramaturgos como Marlowe o Ben Jonson. ¿cómo un actor proveniente de los burgos ingleses tener tal bagaje de conocimientos sobre la literatura clásica romana, mitos y leyendas europeas, y de idiomas como el francés? ¿Qué hizo único a Shakespeare, no solo para su tiempo, sino incluso en el nuestro?.
Cuando leemos las obras de Shakespeare quedamos asombrados por su versatilidad, de la comedia jocosa (Noche de Reyes, Sueño de una noche de verano) a la comedia negra (El mercader de sevilla), los dramas inspirados en leyendas de su tiempo impregnados de sendos matices psicológicos (Hamlet, Romeo y Julieta), las tragedias basadas en personajes clásicos de Roma que son reflexiones sobre el poder (Tito Andrónico, Coriolano, Julio César). Nos damos cuenta que el denominador común es la mirada del autor sobre sus personajes, el control perfecto sobre sus acciones que son llevadas hasta el final por terrible que sea.
La película pretende explorar la posibilidad de que el Shakespeare que conocemos no sea el real autor de las grandes obras que todavía disfrutamos. Para ello se vale de un sofisticado mecanismo de alineación de hechos lo suficientemente sincronizados como para suspender la incredulidad del público por más de dos horas.
Tal vez el truco consiste en asumir directamente el carácter de farsa a la vez que homenaje. Provocación y Reconocimiento por igual. Guiños al público enterado y vueltas de tuerca que rayan con la herejía literaria.
La premisa difiere del romanticismo un tanto impostado de "Shakespeare apasionado". La elección de presentarnos al inicio de la película un escenario moderno al cual fluye el público tiene mucho de Henry V, en el cual un corifeo nos sumerge con el encantamiento de su voz en la trama por representar. La elección del gran actor inglés Derek Jacobi, indisolublemente ligado a Shakespeare, es un cálculo notable del Director Roland Emmerich, mediante el cual se pretende decirnos que es una farsa, una invención, pero respetando el tono shakesperiano.
Y es en efecto lo que encontraremos cuando seamos sumergidos en la trama. Luchas por el poder, traiciones, intrigas y muerte. Muy al estilo de Ricardo III, Macbeth, Hamlet, Julio César o cualquiera de esas grandes cumbres del teatro.
Edward, Conde de Oxford, es un joven brillante bajo la tutoría de William Cecil, Ministro de la Reina Elizabeth, quien es dependiente en grado extremo de sus consejos. En Palacio convivirá con diversas personas de la Corte, entre ellas, Robert Cecil, el jorobado hijo de William. La aparición de este defecto es un rápido guiño al espectador. Casi como un letrero de neón diciendo "Ricardo III está aquí".
William Cecil es puritano y enemigo de las artes, sobre todo del demoníaco teatro y de las profanas poesías. Dicho aspecto será motivo de grandes colisiones con su pupilo Edward, quien llegará a matar a un espía de William que se ocultaba detrás de las cortinas mientras escribía. Obvia referencia a la muerte del entrometido padre de Ofelia en Hamlet. Por añadidura, para la gente de la corte es un tabú dedicarse al teatro, el cual es visto como una actividad indecorosa.
Edward llega a tener amoríos con la Reina Elizabeth, de quien tendrá un hijo nacido en secreto, a quien encontrará años más tarde como Conde de Southhampton y leal aliado del Conde de Essex quien pretende el trono. A través de varios flashbacks se muestra la vida de Edward en la Corte y las representaciones teatrales para la Reina (a quien llega a embelesar con una pieza que podría ser "Sueño de una noche de verano", a expensas de los deseos de William Cecil, el conspirador y torvo Ministro.
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La agenda de William Cecil se facilita con el matrimonio de su hija con Edward, quien podría tener aspiraciones al trono de no ser por su afición al teatro; género menospreciado por la nobleza y que obliga a Edward a ponerse en contacto con el aún no muy célebre Ben Johnson, para ofrecerle sus obras teatrales con la condición de permanecer en el anonimato. Por un giro del destino, un actor mequetrefe conocido como Bill Shakespeare asumirá la autoría de las obras. A partir de ese momento se crea una estrecha sociedad entre Edward y Ben Johnson para dar a conocer las obras que el pueblo disfruta.
Es aquí cuando la lucha por el poder empieza a desatarse ante una Reina Elizabeth envejecida y dependiente de su Ministro, quien pretende hacer subir al trono a Jacobo I. Una rebelión del Conde de Southampton y del Conde de Essex fracasa en remover a Robert Cecil de su cargo. Edward habrá aprendido que con sus palabras aladas puede influir en el auditorio, pero no siempre obtendrá de la boca de la reina muchas satisfacciones. Y descubrirá dolorosos secretos de su origen.
La dirección de actores me parece notable. El personaje de Ben Jonson está magnificamente tratado así como el de Edward. Ambas personalidades sostienen la película. La recreación del Teatro Globe es una delicia, y más aún ver a los actores cuando interactuan con el público, como en los casos de Romeo y Julieta, Ricardo III y otros.
En conclusión, es una "stravaganza" y como tal debe verse. Una inmersión en un mundo creado por las palabras, donde ellas reinan y nosotros no somos otra cosa que los hilos con que se tejen los sueños que moran en ellas.
