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Laberinto de Monstruos de César de María

Publicado: 2012-05-14

No me refiero ni a los mineros informales, ni a los manifestantes de Conga, ni a los secuestrados por Sendero Luminoso en el Cuzco ni mucho menos al Presidente con botas pero sin pantalones.

Simplemente me refiero a la obra teatral dirigida por Roberto Ángeles basada en el texto del dramaturgo peruano César de María que se presenta todos los miércoles desde el 21 de marzo hasta el 30 de mayo de 2012 en el Auditorio Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional del Perú a las 20:00 horas.

La obra de César de María apela a la nostalgia digno de visitante de la página web de Arkiv. La única decoración del escenario es un conjunto de cajas en cuyos lados aparecen publicidades e imágenes propias de la década de los años 70. La música de fondo, reiterativa y por momentos empalagosa, son las canciones de dicha época que aún se suelen escuchar en programas radiales como la hora del lonchecito.

Quien crea que la obra se trata de una insufrible revisión nostálgica de los años 70, afortunadamente se equivoca. Solo se trata de situar un contexto que sirva como pretexto para manifestar de manera bastante visible lo que significa el trauma de pasar de la juventud alocada e ingenua a las monstruosidades que se asumen al momento de pasar el umbral de la madurez, con sus dolorosas renuncias.

Leo (Fernando Luque) es un vendedor aparentemente atrapado en la nostalgia del pasado. Sin llegar a decir que todo lo antiguo fue mejor, no esconde su predilección por las canciones antiguas, y se solaza en cantarlas al público para que redescubramos la poesía perdida en sus letras, algo imposible de hallar en la tecnocumbia de hoy. Nos invita a recordar ese gran año de 1975, en que Perú ganó un sudamericano, hubo una huelga policial que derrumbó el gobierno de Juan Velasco Alvarado a costa de centenares de muertos que no aparecieron en los periódicos, y en los cines estrenaban Jesucristo Superstar. Pero su gesto contenido esconde algo más y solo alivia el rictus de su rostro cuando rememora a sus viejos amigos de andanzas juveniles en los años en que deseaba ser cantante.

Danny (Juan José Espinoza) es un chico despierto, con ganas de ser pintor y que tiene como enamorada a la hija del dueño de la más importante ferretería de Breña, a quien no ama porque está con ella por interés monetario.

Memo (Carlos Casella Casella) es un joven aspirante a sacerdote que varias veces pretende ser la conciencia del grupo.

Fernando (Nicolás Valdés) es el más aniñado de todos. Sus lentes lo muestran como alguien dependiente de la aprobación de los demás. No tiene previstos planes para el futuro salvo ser bailarín.

Jenny (Jely Reátegui) es el verdadero objeto del deseo de Danny. Alegre, pícara y segura de si misma, será la perfecta cómplice de los cuatro amigos, a pesar que subrepticiamente se reunen cada noche espiar la ventana de la  chica alemana cuando se cambia la ropa y que le pusieron como apodo "la caníbal" en obvia alusión a su sensualidad.

La retrospección de Leo nos lleva al encuentro de un viejo (Gabriel Iglesias) que propone a los jóvenes que dejen de holgazanear y logren un poco de dinero trabajando para él en su feria. Luego de las dudas iniciales del grupo les explica que se trata de disfrazarse para asustar a los clientes en el laberinto de los mounstruos de la feria.

El texto de César de María y la notable dirección de Roberto Ángeles nos permiten penetrar en la psicología de cada personaje y sus relaciones con los demás. Por ejemplo, nos enteramos que Dany desea a toda chica que se presente ante él, ya sea la chica de la ventana o Jeny. Fernando está con una chica a quien no quiere porque esta es Jeny, la cual engríe a Fernando pero secretamente se muere de amor por Leo, y por último, Fernando conoce a la enamorada de Danny en el laberinto de mounstruos y no le parece nada mal.

El estricto viejo dueño de la Feria les enseña a los chicos que trabajar no siempre significa recibir dinero, sino acumular deudas. La expectativa de recibir dinero hace que los chicos se dediquen a comprar cosas o se aventuren a invitar a las chicas a fin de probar suerte. Luego de constatar que el trabajo les ha creado la necesidad de recibir más dinero ponen atención al llamado "Loco James" (Eduardo Ramos) quien siempre carga un notorio maletín y es bien recibido en una joyería y en un banco.

Deciden en un acto de monstruoso cálculo arrebatar al Loco James atrayendolo con los encantos de Jenny al laberinto donde trabajan. El plan tiene éxito parcial, porque si bien logran que el loco se interne en el laberinto con ellos, este se defiende con una navaja lo cual obliga a Leo a matarlo en el forcejeo.

Mediante sucesivos monólogos interiores nos enteramos de la reacción de cada uno de ellos. Fernando reconoce abiertamente que el hecho estuvo mal y que de no haber sido por la presión de todos los miembros del grupo, no hubiera participado en la luctuosa acción. Leo, el cerebro del robo, es psicológicamente el más afectado. Lleva al menos 3 carreras sin culminarlas y ahora solo le queda un modesto empleo como vendedor. Memo a pesar de ser cura, no puede dejar de reprocharse por el crimen del cual fue parte; Danny en cambio, para racionalizar el asunto decide borrar sus huellas porque el amor justifica todo. Irónico viniendo de alguien que finge amar y no sabe como llegar al corazón de quien ama.

Una vez escondido el cadáver del loco, los jóvenes retornan a la feria para descubrir en el polvoriento escampado a un policía (Renato Rueda) que les advierte que el dueño de la feria se fue estafando a muchos. No es la única desilusión que sufren. La maleta robada no contiene millones de soles, sino millones en fajos de periódicos que consisten en una bonita foto o cosas por el estilo.

De esta manera, la obra nos presenta los sueños frustrados de la juventud, la carga de un pecado original que destierra al grupo del paraíso de la juventud ajena a preocupaciones. Antes que una obra nostálgica, no es difícil descubrir un mensaje abiertamente pesimista, no obstante el tono nostálgico y el homenaje a ese gran año, 1975, que no cesa de atormentar a la pandilla. Leo quedará traumatizado por lo que hizo, Memo será un religioso que no puede confesarse ante nadie, Danny se converitrá en economista y nunca pudo obtener el favor de Jenny, quien jamás pudo confesarle sus sentimientos a Leo y Fernando termina siendo el dueño de la más importante ferretería de Breña merced a su matrimonio. En su monólogo nos revela que debajo de su ingenuidad y miedo al sexo se encuentra una profunda empatía con las mujeres violentadas como su estoica madre que soportaba las escapadas de su esposo, o la bella joven a quien iban a ver en su ventana, quien habría sido ultrajada por su padastro.

Quien quiera ver la obra en provincias tendrá la oportunidad de verla en el Teatro del ICPNA de Arequipa el viernes 1, sábado 2 y domingo 3 de junio de 2012 a las 20 horas, y en el Teatro Municipal de Trujillo el viernes 8, sábado 9 y domingo 10 de junio de 2012 a las 20 horas.


Escrito por

locomotion

Nadie sabe que Master Locomotion esconde a su alter ego super heroico Amílcar Adolfo Mendoza Luna, Master en Derecho.


Publicado en

peruesunaaldeadechile

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